Todas las canciones son de amor
Hay ciertos planteos que uno piensa unas cuántas veces en su vida, pero descarta por su agotadora profundidad o su promisorio desgaste mental. Uno de ellos, quizás más simple que otros, es pensar si todas las canciones son de amor. Claramente no se habla de todas las canciones realmente, porque uno fácilmente descartaría el planteo poniendo de ejemplo “Chinga tu madre” del grupo Molotov, o “Suicide is painless” de The Mash; y la discusión se acabaría muy rápido.
La cuestión busca contestar por qué la mayoría de las canciones hablan, o no, de amor. Y la verdad es que, como todo arte, la música le dice cosas distintas a cada persona. Muchos se han puesto en el lugar del cantante y han, valga la redundancia, cantado pensando en tal o cual persona. Como si la letra dijera todo lo que pensábamos y no sabíamos explicar. Y desesperadamente deseamos que esa persona (que, por triste que suene, quizás ni nos conoce) escuche esa canción. Y no sólo eso, sino que la escuche, piense en nosotros, y nos piense como quien escribió la letra.
Es decir, en resumen, un imposible. Y es tan fácil comprobarlo, porque salvo que fuéramos llevados en esa dirección, ¿cuántas veces escuchamos una canción de amor y pensamos que una persona nos la estaba dedicando? Quizás es, entonces, nuestro deseo que las canciones sean de amor. El enamoramiento y el desamor, la vida real y las películas, la noche y el día; todo viene acompañado por música. Y nosotros le buscamos banda sonora a nuestros sentimientos.
Algunas canciones tendrán el amor más implícito, otras en cada palabra. Lo cierto también es que el amor vende. Y el desamor más. La música en momentos de un corazón roto es un acompañante casi esencial, y el escucharla para mitigar el dolor del sufrimiento hace que el artista pase por de todo menos sufrir, porque sus ganancias probablemente aumenten.
Claramente, salvo algunos casos puntuales, el artista no compone por ganancias sino por sentimientos. Y entonces ahí sí quizás uno pueda ver amor en todo. Amor a una persona, a un amigo, a la misma música, a la apariencia, a los viajes, al recuerdo o amor por el mismo desamor. El sufrimiento es parte de la condición humana y ha motivado grandes obras de arte, no nos olvidemos de eso. Hasta la canción de Molotov podría expresar amor o desamor por la madre de alguno, y quizás The Mash simplemente amó la muerte y buscó una solución sin dolor.
En el fondo, no todas las canciones son de amor, aunque muchas lo traten de diferentes maneras. Lo más probable es que todas las canciones hayan sido hechas con amor. Y aunque suene cursi decir “lo hice con amor”, es quizás ese resabio de la intención que se cuela en la melodía y nos lleva a esa afirmación que hemos estado tratando.
Simplemente a veces hacemos que los temas sean así, para llorar o amar con banda sonora, para escapar de nuestra realidad y meternos por un rato en una película de nuestra propia vida, en la cual todas las canciones están dirigidas a nosotros.
Por lo tanto, cada vez que escuches a alguien diciendo “todas las canciones son de amor”, es tan simple como contestar que no, que son ellos los que quieren que así sea. O que, simplemente, es el amor del artista y no de la letra lo que lleva a ese pensamiento.
Comentarios
Publicar un comentario