La irónica paradoja del invierno y la soledad
Un paso, otro paso. A veces nos olvidamos qué fácil es caminar. No porque cueste el movimiento, no, sino el sentimiento. Porque ahora camino sabiendo mi destino.
Una punta, otra punta, cruzarlas y ajustar. Tampoco es tan difícil hacer un nudo. Pero sí cuesta desatarlo. Y más si camino con un nudo que a cada paso se hace más ajustado.
Camino y pienso cuando nos conocimos. Esa mezcla de incertidumbre y misterio que poco a poco se fue transformando en amor. Esas sonrisas a la distancia, esos abrazos con la mirada y ese “te quiero” que se ocultaba en la conversación. Pienso en esa noche de verano en la que no paramos de reír, aunque todo lo que hicimos fue esperar un colectivo que nunca llegó.
Y entre esa espera se formó una paradoja, hasta una ironía de esas con las que a veces al tiempo le gusta jugar. Porque ese colectivo podría perfectamente ser esa promesa de estar mejor. Y la esperábamos ansiosos y, aunque a veces cansina, la espera era feliz. Pero el verano no dura para siempre. Y las promesas tampoco. Cuando esperar se convierte en la realidad en la que uno vive, el tiempo para y uno sigue, por lo cual se queda solo.
Sigo caminando y te veo a lo lejos, sentada en la plaza en la que siempre nos juntamos. Es otoño y las hojas, que alguna vez fueron verdes, ahora están rojizas y marchitas. Y las piso sin preocuparme, aunque meses atrás procuraba evitarlas en busca de una flor. Porque no es solo el tiempo el que encuentra las casualidades. La naturaleza, silenciosa, siempre se las arregla para mostrarnos una realidad que nosotros esquivamos encerrándonos y creando climas adversos. No por nada el invierno es sinónimo de soledad.
Recibí tu mensaje y entendí nuestro destino. Y ahí el nudo se ató. Prefiero mantenerlo atado, porque ya adivino que se viene un invierno frío, pero el mío va a ser especialmente atroz. Siempre me gustó el invierno, pero pronostico que este será particularmente duro y con razón. Y si ese nudo se desata, el invierno va a ser lluvioso y no tengo paraguas.
Me acerco y, aunque cada paso duele, sonrío. Porque la felicidad siempre me fue un concepto esquivo al que no pude definir, pero de alguna manera lograste ubicarla en mi diccionario. Y esa definición, aunque ya quedada en el tiempo, sigue teniendo sentido para mí. Un paso, otro paso y el corazón se me estruja con cada pisada. Y el nudo se hace más ajustado.
Creo firmemente que en este momento represento esa hermosa contradicción de la lluvia y el sol. Cuando se juntan, dicen, nace una bruja. Ese encuentro se produce en mis entrañas y siento que esa bruja a la que llamé melancolía poco a poco crece en mi mente. Pero estoy tranquilo. Porque te miro, y más allá de tu persona, veo un arcoíris.
Lo único de lo que me arrepiento es de hacerte llorar. Porque mis llantos nunca vinieron, pero los tuyos fueron invitados de lujo a los que traté casi con esmero. Y aunque nunca fue mi intención, sonrío, porque decidiste borrarlos de tus contactos. Sé que mi nombre cambiará en tu lista, pero seguirá estando presente como el recuerdo de lo que fui. Saber que ahora seré una E y una X hace el nudo más fuerte de lo que fue nuestra unión, pero saber que no desaparezco hace valiosa mi existencia.
Me disculpo de antemano, solo tengo una pregunta y nada más. El nudo me destroza pero siempre fui un férreo defensor de que menos es más, y saber desde el principio cuál es el final no me hace disfrutar la película. Y es por eso que tomo la palabra, para evitarte el disgusto, para ser yo el que comience el fin. El nudo tiene mil vueltas y será imposible de desatar, pero dentro de mí encuentro esas dos palabras que me acuchillaron toda la caminata y no pude nunca develar. Miro tus ojos, quizás mas vidriosos que los míos. Te sonrío y veo el arcoíris.
− ¿Fuimos felices?
− Sí, muy felices.
Nunca pensé que este sería el mejor final, pero entiendo que lo es. Lo que no comprendo todavía es como el nudo más fuerte que jamás sentí se desató con dos palabras y una semi sonrisa. El invierno comenzó con lluvia, pero ahora recuerdo y sonrío: la primavera está por venir.
Comentarios
Publicar un comentario