Cartas devueltas al remitente
Estimado comisario Menéndez:
Le envío esta carta porque estoy preocupada por
nuestra seguridad. Usted sabe bien que acá en Hermoso Campo somos pocos y nos
conocemos mucho, y es por eso mismo que quiero denunciar un asesinato a sangre
fría. Le pido por favor que mantenga total discreción y que no cuente esto a
nadie, ya que podría poner en peligro mi seguridad, la suya y quizás de algunos
más.
Don Pancho murió un día después de que mi
Hernancito se fuera para la ciudad. Era viejo, vivía solo y tenía problemas de
corazón. ¿Quién va a investigar eso? Su división, francamente, estaba compuesta
de inútiles o corruptos que decretaron “muerte por causas naturales” y esa
misma noche desaparecieron. Yo fui a lo de Pancho y no había gallinas ni
tomates, cuando él toda su vida se dedicó a eso. Hernancito no me contesta el
teléfono. Le pido tenga a bien iniciar una investigación profunda.
Comisario Menéndez:
Le explico la situación. En la zona hay cinco quintas:
la mía, la de Pancho, la de los Merlo, la de los Consigliutti y la del señor
Werner. Nadie me escucha cuando les hablo de lo sospechoso de la muerte de
Pancho. Merlo se quedó con la casa porque era el vecino más cercano y ahora
toda su familia vino del interior a vivir acá. Están construyendo una pileta.
No me dejan entrar a la casa para llevarme algunas pertenencias de Pancho.
Tampoco hicieron funeral. Por favor, necesito que venga lo antes posible.
Señor Menéndez:
Estoy escuchando ruidos extraños en mi casa.
Creo que mi hijo cambió de teléfono y no me avisó. Ya soy una señora mayor y no
puedo ir sola a la ciudad. Me acordé de que la última vez que vi a Pancho me
dijo que tenía un ligero desacuerdo con el señor Werner. Ahora Werner se mudó
lejos e inmediatamente tiraron abajo su casa. Voy a investigar qué estaba
pasando y le vuelvo a escribir, esperando todavía su venida.
Estimado Menéndez:
Logré escabullirme en la casa de Don Pancho. Su
cuarto está todo tapiado y creo que intentaron quemar su estudio. Su perro,
Sombra, le sigue llorando a un cuadro de él y me da mucha pena. En lo de
Consigliutti me dijeron que no me meta en conflictos que no me incumben y
decidieron dejar de comprarme huevos. Me llevé un par de papeles que se
salvaron del incendio. En casa tengo algunas joyas que vendo, las guardé en un
armario con doble fondo. En unos días viene mi sobrino y se las va a llevar.
Esperado comisario:
La mayoría de los papeles no decían nada, pero
encontré uno que me llamó la atención. No le encuentro el sentido, pero estoy
seguro de que algo tiene que ver con todo esto. Dice algo como “extintor,
ámbito, idem”. Un hijo de los Merlo chocó misteriosamente contra mi buzón y
ahora tengo que ir con la chata al correo. Consigliutti me dijo que a Pancho le
gustaba la poesía griega y se fue.
Necesitado comisario:
El viejo Consigliutti apareció muerto. Fue
crudamente asesinado y dijeron que fue por robo, pero yo sé que la plata la
tenía en un banco y las únicas cosas que tenía de valor en la casa seguían
estando ahí. Los Merlo están dando vueltas por mi casa a la noche. Parece que
Pancho estaba mandando plata todos los miércoles desde la oficina del correo. Y
aparecía con anteojos de sol y gorra, como si no quisiese que nadie lo vea. Le
pido por favor que venga antes de que algo me pase. Mi sobrino me dijo que va a
tardar más tiempo.
Requerido Menéndez:
¡Era latín! No decía “extintor, ámbito, ídem”,
decía “Extinctus amabitur idem”, que forma parte de un escrito del poeta
Horacio. Significa “El hombre que es odiado será amado tras su muerte”.
¿Por qué le parece que Pancho escribió eso? ¿Alguien lo odiaba? ¿Y ahora quién
lo ama? Le prometo seguir investigando, pero necesito de la ayuda de un
detective. Yo soy solo una señora con mucho tiempo libre y aún más miedo. Ahora
los Merlo están con amigos dando vueltas y a veces les disparan a mis gallinas.
No puedo hacer nada y tengo miedo de que un día me disparen a mí.
Indispensable comisario:
Le pido disculpe mi retraso en la
escritura, tuve días agitados. Es la primera vez que me puedo levantar de la
cama. Los Merlo entraron a casa y me dieron vuelta todo, pidiéndome que no me
meta más. Había ido a la casa de Pancho de nuevo, y encontré mucha gente
adentro que parecían estar buscando algo en particular. Sombra seguía
llorándole al cuadro, así que lo saqué y vi enormes cantidades de dinero y un
brazo humano. Me di vuelta y creí ver a mi hijo Hernán, pero inmediatamente me
agarraron y me pegaron en todos lados. Su presencia es más necesaria que nunca.
Comisario Menéndez:
¡Lo descubrí! No puedo contarle
por acá, no creo que sea seguro. Van a nombrar el pueblo con el nombre de
Pancho. Parece que en su testamento hizo una donación millonaria a las cuatro
familias. No es así, créame. Mi parte se la va a quedar Hernán, que ya acampó
con los Merlo enfrente de casa. Me rompieron dos ventanas. Necesito que venga
lo antes posible, tengo mucho miedo. Su presencia va a calmar las cosas, estoy
segura. O al menos quizás pueda rescatarme. Espero ansiosa su respuesta. No
creo que pueda volver a escribirle.
Dolores Maldonado
Comentarios
Publicar un comentario